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La tecnología fotovoltaica convierte directamente la radiación procedente del Sol en electricidad. Esta emisión solar es limpia, renovable e inagotable, y se transforma directamente en electricidad mediante células fotovoltaicas. Dichas células, generalmente de silicio obtenido de arena, forman los módulos fotovoltaicos, que junto a los elementos de fijación, cables eléctricos, y demás, constituyen el Generador Fotovoltaico.
Básicamente, se distinguen 2 tipos de aplicaciones de la energía solar:

- sistemas conectados a la red (venta de energía).

- sistemas aislados (para autoconsumo):
          equipamientos de viviendas alejadas
          telecomunicaciones
          señalizaciones
          equipos de sonido
          ordenadores, cámaras, calculadoras,…

Cualquier instalación fotovoltaica se caracteriza por su sencillez, comodidad, silencio y elevada fiabilidad.

        Disponen de subvenciones (ver apartado de legislación y ayudas), y gozan de una larga vida con un pequeño mantenimiento.